24 de marzo de 2020

El verdadero encierro

El país vive un infierno, el mundo está aterrado por un ser microscópico que ni siquiera el ojo humano puede percibir.
Pero aquí estamos todos, encerrados en nuestros hogares, asustados de la muerte que acecha escondida en un virus viviendo en el aire.
Los hospitales al borde del caos, del colapso. Los cementerios se quedan sin huecos para enterrar a los difuntos... Todo es desesperación, miedo, agobio y encierro. Una cuarentena que todos llevamos en nuestra espalda con mucho pesar.

Ya van 10 días y los que quedan por delante... Recemos a lo que sea que creamos superior para que esta crisis del 2020 pase rápido. Muchos caerán y otros se salvarán. Pero la batalla acaba de empezar...


Mientras tanto, cada uno lleva el encierro como puede y yo vivo un auténtico infierno.

Dicen que este virus te da una sensación de falta de aire. A mí no me la da el virus, sino la ansiedad. Una emoción perpetua en las 24 horas que tiene el día. El dolor y la desesperanza se apoderan de mí.
La desesperación me hace mirar el reloj cada minuto. Comprobando el móvil cada segundo a la espera de algo que no llega...

Tengo pánico a que este encierro mate lo bueno que quedaba en mí. Tengo miedo que esta cuarentena me mate a mí. Tengo terror no solo ante la situación de las puertas para fuera (de mi casa), sino también de las puertas de mi mente. Esa que cada día está más y más inestable.

Mucho horror por la incertidumbre de un futuro incierto, de un presente caótico y de un pasado que casi siempre quiero olvidar. O al menos endulzar con bellas palabras para que no parece tan cruel como puede parecer.

El positivismo hace caso omiso a mi llamada de auxilio. El agobio nubla mi juicio y enciendo las luces varias veces porque ni siquiera soy consciente de qué narices estoy haciendo.
No quiero que esto termine por comerme. No quiero que este miedo, que este secuestro mental que la ansiedad ha hecho con mi alma tenga éxito.

Ayúdame, por favor. Dime que todo pasará. Que el virus desaparecerá, al igual que mi lucha interna. Mi batalla contra la razón, contra el corazón, contra todo lo que creía real y ya no... Ya no parece real. Aunque todo apunte al punto contrario del tablero.

Yo ya he movido ficha, ahora la vida y el tiempo (eso que me sobra en este confinamiento mundial) mueva y haga su propia jugada, y así veremos al fin quién tiene guardado en la manga su jaque mate. 




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