Los relámpagos se habían marchado hacía rato. Solo quedaba el silencio lúgubre que acompaña a la estrepitosa lluvia fría que choca contra el asfalto en las noches de tormenta como esta.
Apenas puedo mantenerme en pie. Llevo desde no sé muy bien qué hora bebiendo en mi bar preferido. El mismo donde había conocido al amor de mi vida hacía un año. Aún recordaba aquel día soleado como si hubiese sido ayer. Pese al alcohol que ahogaba mis venas, podía pensar en ella con sensatez.
El camarero me echa a empujones del marco de la puerta de la entrada y deambulo por las calles mojadas por el temporal nocturno.
No sé muy bien cómo, acabo tirado en el suelo embarrado de un callejón sin salida. La lluvia amainaba de forma intermitente y la ropa ya se me había calado tanto que tenía hasta los calcetines empapados, pies congelados.
Pero nada importaba. La botella que me acompañaba en la mano derecha era un gran alivio para la soledad de la madrugada en las calles de noches lluviosas.
Bebo un trago tras otro, sin pausa, hasta que termino la última gota. El agua de lluvia resbala por mis mejillas como lágrimas. Aunque no estoy del todo seguro de que no lo sean también.
Y ahí estaba de nuevo, cada vez que cierro los ojos la veo. Ella. Mi amor.
Mi corazón desapareció de mi pecho un año atrás. Cuando mi chica, mi amiga, mi vida, se fue. Me dejó solo al borde del precipicio, un calvario que soporté en soledad.
El ron se me pega a la garganta y no puedo respirar al pensar en su pelo moviéndose al bailar. Dulce caramelo.
Mis lamentos son en vano, son como esa agua dulce que jamás alimentará a las plantas y resbala por la acera hasta la alcantarilla. Miles de sentimientos quedaron por decir. Hace un año podría haber cambiado todo, pero callé. Podríamos haber sido algo más. Pero callé.
Cierro los ojos de nuevo y ahí está otra vez. Tan bella, caminando por el centro de la ciudad. Sonriendo feliz. Amo su sonrisa.
Adoro verla reír aunque cada risa se clave como una espina en mis manos pues... yo sigo sufriendo tras un año. El mismo sufrimiento que pareció padecer ella en su momento pero que ahora me pregunto yo, ¿a donde fueron todos esos momentos vividos?, ¿dónde están esas emociones, ese llanto, esa felicidad junto a mí?
Amiga mía, estoy tirado en la calle con las manos oliendo a whisky y una botella de ron en la mano, un ron que me atrapa el paladar y no me deja respirar.
Hace un año esto sería impensable, pero tú me cambiaste. Me cambiaste la vida.
Y sigo preguntándome qué nos pasó. Podríamos haber sido algo más y ahora tú compartes tu vida con otro.
¿Sabíamos que esto pasaría antes de conocernos? Hace un año, cuando éramos felices y desconocíamos que ocurriría entre los dos. ¿Imaginabas todo esto? Yo no lo sé. Solo sé que podríamos haber sido algo más pero no pudo ser porque me callé.
Hace un año de ignorancia. Un año de silencio. Un año del comienzo.
Un año.
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