Escribo estas líneas sobre el sucio papel porque no puedo concentrarme en el estudio, en mis folios escolares.
Siento que me rindo con esto. El verano, el calor, los agobiantes exámenes y los largos días encerrada aquí están agotando mi energía, mi entusiasmo.
He vuelto a sentir miedo, presión en el pecho por ver que alguien importante es alejado de mí por individuos horrendos.
Tengo la esperanza de que el fin de exámenes traiga consigo paz mental para mí. Descanso para mi cuerpo y disfrute para mi mente. Para mi alma.
Dicen que sentir esto es tóxico. Y es cierto. Se siente como si un veneno te recorriera la sangre llenándola de suciedad, de químicos, muerte y destrucción para el interior de tu cuerpo. Te consume, te contagia y te deja vacío.
Todo esto suena muy dramático pero es que son emociones que te ahogan, te infectan de cosas malévolas. Te empiezas a encontrar mal y te cuesta respirar con normalidad.
Ya lo he dicho antes. Tengo miedo de volver a la Sandra del pasado, de recuperar una debilidad que quiero perdida.
Perdida... Así quiero estar para no encontrarme, para dejar de preocuparme y sufrir por un instante. Sálvame vida. Sálvame de estas emociones que comienzan a emerger.

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