La Sandra que creía ser, no está.
Me siento más valiente, fuerte, empática, madura, centrada y con alta autoestima.
Estoy comenzando a quererme más, tener más confianza en misma, valorarme y tener claros mis principios y actitudes.
Sin embargo no todo es bueno en mi universo complejo interno. También tengo miedo a no volver a sentir lo mismo por nadie. Tengo miedo de ser incapaz de querer de nuevo. Me asusto al pensar que no pienso igual del sexo o las relaciones románticas.
Me da pavor descubrir que la Sandra melosa empalagosa que era, tiene vergüenza a salir, no se siente a gusto teniendo esa personalidad, no le sale ese comportamiento de forma sincera.
Quizás puse el listón muy alto, como dicen mis amigos. O quizás simplemente deba darme un tiempo para mi misma, dejando de lado el amor por ahora, hasta encontrar alguien que remueva mi tierra otra vez.
Sin prisas, pues mi juventud está de mi parte. Hay que aprender a vivir con uno mismo, en la soledad del pensamiento interno e íntimo.
Madurar y comprender el sentido social de nuestra vida es complicado. Se necesita tiempo y paciencia y, yo carezco de lo segundo para mi desgracia.
Dejo aparcado este tema existencial en estas líneas puesto que mi mente está saturada de estas emociones y mis uñas no me permiten escribir con fluidez sobre el teclado.
Sed felices, cada día un poco más que el anterior.
ATTE:
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