Como la mayoría sabe, los sueños están diseñados para engañar al cerebro, la parte subconsciente hace todo el trabajo, entonces la lógica pierde protagonismo en esta situación.
Pues bien... Las sensaciones llegaron a ser tan reales, claras y profundas que acabé despertando entre un grito ahogado y sofocantes respiraciones cargadas de lágrimas.
Primeramente comprobé el estado de mi hermana- dormida a mi lado- y tras hacerlo no supe hacer otra cosa más que dirigirme al cuarto de mis padres y acurrucarme entre ellos hasta que las lágrimas cesaron, el corazón se calmó y los pulmones hacían su trabajo correctamente.
Fue una sensación horrible, sentía dolor, pérdida, pese a que mi hermana y mi padre descansaban plácidamente a mi lado.
Sin embargo, la agonía seguía debatiéndose en mi interior, mi corazón se aceleraba cada pocos minutos y el sueño no lograba llegar a mí.
Las lágrimas salían constantes, limpiando mi cara, mis ojos y mi ser...
Sin embargo, conforme el tiempo pasaba y la mañana terminaba, al tocar el reloj el mediodía, me vi forzada a levantarme de la cama. El sufrimiento de la pérdida seguía en mi interior, moviéndose con inquietud. Mi visión se tornaba borrosa y no deseaba nada más que la sensación que recibimos al dormir.
La completa y absoluta ausencia.
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