Lágrimas de sangre.

Sentía que algo la desgarraba desde el pecho hacia su garganta, arañando sus pulmones.
La voz no salía, como si las cuerdas vocales hubiesen sido cortadas con un afilado cuchillo de sierra.
Únicamente emitía sonidos de angustia, dolor y desesperación.
De forma inconsciente, como para aliviar su sufrimiento, se lleva las manos a la garganta, presionándola hasta que los dedos se tiñeron de blanco bajo las rosadas uñas.

Los ojos ardían como el fuego de una gran fogata. No quería derramar las lágrimas que hacía tanto tiempo quería soltar y como consecuente, su retina quemaba con cada parpadeo.
Todo se cerraba a su alrededor. La habitación encogía y la ahogaba, además del aire cargado que la asfixiaba con cada bocanada.
El tórax le dolía a horrores, como si alguien estuviese sentado sobre él y éste soportaba todo el peso con esfuerzo al querer moverse para respirar.

Una constante lucha se debatía en su interior, pero finalmente, derramó su dolor en forma de microgotas saladas de agua, procedentes de sus ojos, hinchados y rojizos por el esfuerzo.
Un grito sofocó su sollozo y su vano intento por respirar, al llevarse las manos a la cara y recoger esas lágrimas. Para su sorpresa, sus manos estaban teñidas de sangre escarlata.
Lágrimas de Sangre.