Siempre me ha llamado la atención cuando estás reunido con un grupo de personas a las que conoces desde hace tiempo, pero a las que en realidad no conoces por completo. Siempre hay algo que se te escapa, un detalle que te sorprende, un rasgo de su personalidad que descubrir...
Y esas personas charlan de todo un poco, bromas que solo un grupo de amigos entendería, de temas banales (desde el tiempo que hace hasta de la programación de la tele), de rayadas mentales que alguno tenga y quiera compartir con el grupo buscando consejo, aunque ni siquiera llegue... solo quiere desahogarse.
Y de pronto llega una crítica. Y otra. Y otra más. Y te unes a ellos. Y criticas también. Porque sí, porque lo llevabas dentro desde hacía tiempo y este es un buen momento para soltarlo, estar en armonía con un grupo (una pequeña sociedad) que piensa igual a ti y no vas a destacar de forma negativa, no vas a dejar mala huella, ni una terrible impresión entre los demás.
Y entonces pecas de chismosa, maruja, criticona. Y te golpeas la mejilla pensando "eres igual de hipócrita que toda esa gente a la que señalas con el dedo". Todo esto asusta, porque sí, porque no puede ser real que todos llevemos una máscara.
Ponemos sonrisas amables frente a los demás y en cuanto se giran, soltamos todos los pensamientos negativos que tenemos de ellos. Y sí, estoy escribiendo en plural porque me incluyo, porque aunque intente corregir esas actitudes y mostrar mi verdadera cara a las personas que me caen bien y a las que no tanto, acabo cayendo en la hipocresía más de una vez. Y es que sigue dando mucho miedo las máscaras que hay por ahí, repartidas entre familiares, amigos... y ¿quién dice que no? entre parejas.
¿Quién puede salir inocente de una relación que no acabó bien? Que levante la mano quien no haya criticado a una ex-pareja. Durante el noviazgo se nos llena la boca de Te quieros, te amos, vida mía y un largo etcétera... y ¿para qué? Cuando la relación acaba, y más si acaba mal, cambiamos esas palabras rosas por unas amargosas negras y sucias frases. Sacamos a relucir lo peor de él o ella. O quizás no lo peor, pero si acabamos rechazando todo lo bonito que una vez dijimos.
¿Significa eso que nuestros sentimientos amorosos también son pura hipocresía escondida tras una máscara? Quiero creer que no, pero sigue asustando todo esto.
Los mejores amigos no existen, los amigos pueden traicionarte en cualquier momento. Sé que suena terrible y es muy cruel generalizar de modo tan tajante y poco anestesiado para vuestros "sensibles" corazones, pero es así de asqueroso el ser humano. De nuevo, me incluyo, porque he llegado a pecar de todo lo que aquí plasmo, pese a que llevo corrigiéndolo cada vez más durante 20 años.
Sé que mis palabras no os servirán de nada y tampoco sé que siquiera llegaréis a leer hasta aquí porque me he explayado bastante esta vez, pero debemos tratar de dejar el dicho que dice mi mamá, "una lengua prestada" y comenzar a ser sinceros con todos, aunque duela. A veces decir una verdad a tiempo es mejor que alargar una mentira tonta y tristemente. Puedes incluso llegar a salvar un lazo familiar, una relación amorosa o una linda y larga amistad.
Pensadlo y espero que este tocho os haya ayudado a reflexionar un poco al leerlo como a mí me ha ayudado escribirlo.
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