25 de enero de 2020

Paranoia

A veces dudo de mi misma. De mi mente, de lo que mis ojos ven, mis manos sienten, mis oídos escuchan...

Dudar no es malo, siempre y cuando ese sentimiento se vaya pasado un rato. No obsesionarte con unas ideas y dudas acerca de algún tema. Solo se van.

Pero cuando ocurre que tu mente se centra en una imagen y la aferra con fuerza, no la suelta por mucho que lo intentes. Y cuanto más lo intentes, más energía adquiere.

También en otras ocasiones no son imágenes, sino sentimientos lo que acude a tu fuero interno y no te deja respirar, no te permite descansar. Tu mente va a mucha velocidad, nadando contra corriente. 

A veces tengo miedo de que mi cuerpo no soporte más altibajos, más inestabilidad mental, más paranoia. 
La noria que sube y baja cansa, agota, te va perforando lentamente, desangrándote sin que te des cuenta de lo que ocurre.

A veces la solución es apartarte del camino de baches, respirar profundamente y mirar al frente. Pensar en ti, darte unos minutos para tu paz. Tu espacio. Tú eres lo único en el mundo en ese instante. 

No dejes que te coma la paranoia. Que tu mente te absorba. Mantener los pies en la tierra y no en las nubes es la clave de la paz interior. Para poder ayudar a otros tienes primero que ayudarte a ti mismo/a.


No hay comentarios:

Publicar un comentario