4 de octubre de 2018

Es más fácil acabar que empezar

Querido roto corazón, no me traiciones y reconstruye cada pieza marchita que hayas perdido.

 Es más sencillo recomponerse al final de todo el daño que al comienzo del mismo.

Hay que dejar al corazón destrozarse por completo para tener una exitosa recuperación. Cuando todo el daño ya ha pasado y no pueden hacerte más.

Creas una barrera protectora para defenderte mientras te repones poco a poco. 
Dejas de sentir, de latir. Te ocultas dentro del pecho, encerrándote con la excusa del dolor y me dejas sola ante el peligro.

Ya sé que es más fácil marcharse que llegar. Pero no podemos hacer una cosa sin realizar la otra.

Para morir, hay que vivir. Para soñar, debemos dormir. Para ver el amanecer primero tiene que anochecer... Y un largo etcétera.  

Pero por favor, recupérate pronto. No me dejes sola tanto tiempo, no sé qué hacer mientras no estás.

Me limito a sonreír, seguir una rutina monótona. No hablar de emociones, no involucrarme en conversaciones existenciales. Me limito a no pensar, me quedo en blanco si no estás, querido roto corazón.

Ni siquiera la música triste me lastima si tú estás ausente. Nada está mal, nada está bien. Nada.

Es más fácil dejar de sentir que sí hacerlo. 

Tengo miedo de quedarme estancada, así que por favor... No tardes mucho y recupérate pronto, hazme sentir de nuevo. 

Hazme sentir (por mucho que cueste creerlo) el dolor.





Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario