Adoraba verle en verano con las camisetas cortas, esas que aprietan los músculos del brazo, pero también verle en otoño.
Su cabello es como las hojas marchitas de la estación marrón. Rizos húmedos por la lluvia, labios secos por el frío. Como adoro esos labios... fruncidos cuando busca asiento con la mirada, relajados al dormir sentado.
Me encanta observarte, desconocido del tren. Mis manos sudan cuando alzas la mirada indiferente al vagón y no me ves.
No puedes percibirme entre el gentío. No soporto verte bajar antes que yo, mi mirada te pierde en la estación.
Nunca lo sabrás pero quiero dejar por escrito que me encantaría hablarte, conocerte, tocarte, abrazarte y besarte. Quiero oírte reír y mirarte a los ojos fijamente...
Pero no será posible por lo que solo puedo decirte: me encantas, querido desconocido del tren.
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