Su pelo castaño adquiere la misma luz que su iris tras un bostezo matutino. Sus muñecas al descubierto son pálidas y finas como el mármol.
Es tan hermosa que siento el corazón estallar cuando me sonríe al saludar, su risa me alegra las clases interminables...
Adoro verla caminar por el pasillo, adoro observarla cuando habla. Su boca de fresa suelta dulces palabras y sus mejillas rosadas se tiñen de rojo cuando trata de ser simpática con los nuevos.
Es demasiado hermosa.
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