"Eran las diez cuando llegó al bar. La tenue luz solo iluminaba una barra vacía con un camarero aburrido al otro lado.
De camino a la mesa de la esquina del fondo derecho, se percibía el sonido que creaban las bolas del billar al chocar entre ellas.
El rock sonaba suave, como un murmullo leve, apenas perceptible.
Las risas, el choque de los vasos de cristal, botellines y copas contra la madera roída de las mesas, rebotaban en las finas paredes.
La oscuridad del bar se acentuaba conforme se acercaba a la mesa elegida.
El grupo de amigos conversaba con energía, entre risas y excitación provocados por el alcohol.
Las amigas más íntimas saludaron con un fuerte abrazo, sonrisas compartidas para el resto de la pandilla.
Ya sentada a la mesa y una copa en la mano, se limitaba a participar en la conversación de manera intermitente y sin prestar atención, mientras bebía su cerveza pausadamente.
Dirigía todos sus sentidos a la puerta, aquella que se iluminaba levemente por el foco del billar que se encontraba a su derecha.
Cada vez que una desconocida silueta atravesaba la entrada del bar, el corazón se paraba súbitamente durante un instante para dejar paso a unas leves taquicardias de puro nerviosismo. El alcohol recorría la sangre, acelerando las emociones.
Esperaba impaciente a esa figura masculina que ocupaba su mente durante todo el día hasta que llegaba la noche del viernes."
Espero que os haya gustado, no tiene mucho sentido, lo sigo diciendo. Pero creía que era conveniente compartirlo con vosotros.
Un saludo y que os vaya todo guay!
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