Mi cabeza no diferencia ya la realidad de la ficción que crea mi mente.
Apenas tengo ánimos para coger un buen libro y ponerme a leer en serio, durante horas, olvidándome del mundo.
Ahora es mi psique la que absorbe mi mente, y una persona la que ocupa gran parte de mis pensamientos y preocupaciones.
No sé sobrellevar la carga de mi pasado e incorporarme al presente, o siquiera "digerir" el futuro que me espera en este nuevo mes.
No sé cómo dejar atrás a la antigua Sandra, esa que aún me martillea la cabeza y no me deja pensar con claridad.
Siento que mis escritos ya no son lo que eran, ni salen con tanta facilidad de mis manos al escribir.
Mis novelas con sus historias no avanzan, están tan estancadas como la persona que las redacta.
Tampoco el hecho de tener problemas familiares y altamente personales ayuda a sobrellevar esa carga emocional del pasado que aun reconcome mi cabeza.
Quiero llorar pero no sale nada de mis ojos. A veces, viendo películas, en alguna escena sentimental, se escapa la lagrimilla sensible del momento, pero pienso que más por la secuencia de la película en sí, esa lágrima salió con ella usándola como una excusa, pues a la hora de la verdad, es incapaz de salir a la luz, por lo que no le queda más remedio que escabullirse cuando tiene ocasión.
Mientras escribo esta entrada, soy consciente de las palabras que estoy poniendo para redactarlo, y me molesta muchísimo no saber expresarme mejor. Estoy empeorando, lo noto.
Debe ser porque mis ojos están puestos en esta entrada pero mi mente está parada en otro lugar, perdida en sus pensamientos y no prestando atención a lo que tiene delante en estos momentos.
Es tan molesto... que no sabría describirlo de otra forma que con la metáfora de una espina clavada en la palma de la mano, cada vez más infectada, sin poder sacarla.
No quiero mezclar temas en la misma página pero no puedo evitar removerlo todo en una sola entrada... Mis "rayadas mentales" continúan y no quieren marcharse. Parece que nací con ellas, pues es imposible para mi quitármelas sino es de forma temporal.
Debería dejar de escribir en este mismo instante, a mitad de una frase... porque la confusión que azota mi mente, abrumándola, en estos momentos, no me deja redactar ni un párrafo más.

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