No puedo quejarme ni por la menor tontería, pues estoy aprendiendo a no hacerlo.
Aprendiendo a disfrutar de cada pequeñísimo detalle, de disfrutar de la vida en toda su excelencia.
No contener los sentimientos, si quieres reír, ríe. Si quieres llorar, llora. Si quieres gritar, hazlo.
No tenemos que contenernos, ni vivir pensando en el qué dirán, ni planear la vida o los momentos antes de que éstos lleguen.
Por circunstancias que se presentaron en mi vida, tuve que aprender a vivir improvisando y es increíble.
Sales por la puerta y no sabes que te deparará el día, a una hora estás en un lugar y quizás al caer la noche, estés en otro completamente distinto. Pero disfrutando, no te olvides de disfrutar.
Hace poco, escribiendo en mi diario, como es habitual, me puse a redactar de forma curiosa. Al estilo, "carta mi futuro yo". Y está forma de escribirme a mi misma, me abrió los ojos, pues pude comprobar que lo que ahora es un mundo para mí, el día de mañana, o el mes que viene, ya será una estupidez. Pero... y ¿si en lugar de pensar dentro de un mes o una semana que "ese problema" era una estupidez, lo pensamos ya? Porque, realmente los problemas tienen una gravedad u otra dependiendo de cual le des tú.
Opino que es momento -y ya voy tarde- en que debemos empezar a vivir eso que tenemos llamado Vida.
Párate un instante a reflexionar, cierra los ojos, respisra y comienza a soñar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario