7 de noviembre de 2015

A veces...

Tal día como hoy, y en muchos otros días, mi cabeza desaparece.
No fisicamente hablando, sino psíquica.
Mi conciencia y mi alma se olvidan del soporte que es mi cuerpo para ellas.
Me dejan desprovista de sentimientos, emociones, pensamientos, ideas, ilusión...
¿Acaso eso es vivir? Quizás alguien piense que sí, los que sobrellevan su día a día de esa forma te dirán que vivir esto es así. Discrepo en eso.

Echo de menos vivir con felicidad, con emociones, con la sensación de hacer algo bien, de reír con ganas y de que un amigo te hable de sus anécdotas con confianza e ilusión. ¿Por qué no puede ser así?

A veces me siento en mi escritorio y me paso los 7 días de la semana delante del ordenador, sin hacer nada más que ver series o películas que no me benefician o navego sin rumbo por esto llamado Internet.

Veo mis días pasar y no los vivo. Mi lema Carpe Diem  no se hace realidad y eso me duele.

No cumplo mis retos, mis objetivos, mis metas. No hago realidad sueños ni planes. No disfruto cada segundo como si fuese el último. No me llevo al límite de mis posibilidades para ver de lo que soy capaz.

No hago ninguna de las anteriores cosas y me arrepiento de cada una de ellas, pero si hay algo de lo que no me arrepiento, es que pese a todo lo contado anteriormente, aún sigo amando la vida y me aferro a ella, aunque eso me cueste dejar de respirar.

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