Para empezar, no somos muñecas, pero nos tratáis como tal. Nos decís lo que creéis que queremos oír y nos halagáis con palabras dulces tales como "preciosa, dulce o encantadora", nos cazáis en una red sin fondo donde más chicas o "víctimas" de vuestro "encanto" van cayendo a una velocidad alarmante.
Con el tema de tratarnos como juguetes, exactamente como muñecas de porcelana, somos frágiles y hermosas pero si nos rompéis, rápidamente nos reemplazáis por una muñeca aún más "hermosa".
Vais por la vida sin preocupaciones en vuestras relaciones y sin un afán por el compromiso con otra persona. Tenéis vuestras propias normas, condiciones e intenciones, y la mayoría de las veces es bajo un velo de hipocresía y mentiras hacia vuestra princesa.
Por suerte o por desgracia conocéis a las mujeres al dedillo pero aún os falta mucho aprendizaje para saber valorarnos como nos merecemos. Sois vanidosos y egoístas, habláis de vosotros y no tenéis tema con una chica que no sea de sexo (por si las moscas) y la superficialidad está a flor de piel en cada diálogo que entabláis.
Como un cierre de esta carta, estaría bien recalcar que los verdaderos juguetes sin alma sois vosotros, y nos merecemos mucho más que un saco de huesos mentiroso y parlanchín.
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