Capítulo 24: La vida es un batir de Alas.
Sandra ya tenía 15 años y Alejandro dieciséis. Los cumpleaños los habían pasado con los amigos y luego ellos dos solos, se habían dado sus regalos. Sandra le regalo a Alejandro una bufanda a rayas, roja y negra, y Alejandro le había regalo a Sandra un vestido rosa, que la chica se había puesto el mismo día, junto con la pulsera que le regalo él mismo, 1 año atrás.
En el instituto Sandra se esforzaba por sacar buenas notas, pero el pupitre de Daniel estaba vacío, y le incomodaba cada vez que lo veía.
Además, desde hacía unas semanas Sandra no paraba de toser, y de vomitar. Sentía continuos mareos y Alejandro siempre la llevaba a su casa a la hora del recreo. Pero uno de esos días ocurrió lo peor.
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3 de Mayo de 2013.
María, Ana, Rocío, Marina, Roberto, Bruno y Sandra, van bajando las escaleras en dirección al recreo. Gonzalo y Alejandro no los acompañan, ya que el director del instituto, esta dando una aburrida charla a los de cuarto curso.
-Id vosotros delante, voy al baño- Dice Sandra, mientras se aleja de sus amigos y de dirige al baño, pero antes de entrar, es sorprendida por María, Ana y Rocío.
-Sandra, no te encuentras bien ¿verdad?- Pregunta Ana, mientras coloca su mano en el hombro de Sandra.
-No, no me encuentro bien, pero esta vez es diferente a las ocasiones anteriores. Me siento mareada, y lo veo todo borroso, ni siquiera tengo hambre- Explica Sandra a sus amigas mientras se apoya en la pared del pasillo por el que pasan decenas de chicos y chicas, riendo y charlando.
-Sandra si no te encuentras bien, podemos llevarte a dirección para llamar a tus padres- Ofrece Rocío, mirando a las demás.
-Tiene razón, voy a llamar al profesor- Dice María, mientras se aleja de las chicas.
-Chicas no hace falta estoy bien- Insiste Sandra tosiendo sin cesar... Da un traspié y sus amigas la sientan en el suelo.
-Sandra estas pálida y sudando mucho..- Dice Rocío, mientras saca un pañuelo y seca la cara de Sandra.
-Chicas estoy bien- Insiste de nuevo Sandra poniéndose en pie, pero en ese momento da otro traspié, y si no fuera por el profesor que vino en ese momento con María, habría caído al suelo, desmayada....
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Sandra, pálida y sudando, en los brazos del profesor que la tumba en el suelo y pide una silla rápidamente, para colocar los pies de Sandra en alto.
Más profesores vienen en seguida, echando a los demás alumnos y pidiendo que se fueran al patio. Viene incluso el director acompañado de las 3 clases de cuarto curso, que no les da tiempo a ver nada, ya que los echan.
Ana llorando, María con los ojos como platos y Rocío riendo nerviosamente, contemplan a su amiga en el suelo. Sin color y completamente inmóvil.
-No respira- Grita un profesor, mientras comprueba el pulso de la joven y otros profesores miden su respiración.
Rápidamente el director, saca su teléfono móvil y llama a una ambulancia, que llega en un minuto, y se lleva a Sandra en la ambulancia.
Sus amigas, se reúnen con el resto, incluidos ahora Gonzalo y Alejandro, el que se queda pálido, al ir escuchando cada detalle, y el que se marcha a toda velocidad al hospital, pidiéndole a Gonzalo su bicicleta.
Alejandro, le pide permiso a los profesores, que le dicen que no, pero el chico, se escapa, pedaleando con todas sus fuerzas, en la bicicleta de Gonzalo, en dirección al hospital, persiguiendo a la ambulancia.
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Sandra en la camilla del hospital, con todos los médicos a su alrededor, intentan reanimarla, lo consiguen, -pero su estado es grave- Se le oyó decir a uno de los doctores.
Rápidamente la mandan a quirófano y allí por todos los medios intentan salvarla.
Tras 4 horas de operaciones, intervenciones y transfusiones de sangre.
Vestida con una bata blanca de hospital, con un conducto de suero en vena y completamente dormida.
Sandra esta tumbada en la camilla de su habitación de hospital, completamente vacía y completamente blanca.
Su madre y su padre, rápidamente entran y se acercan a su única hija, para sujetarle la mano e intentar despertarla.
Inútil.
El doctor entra en la habitación y le explica a los padres la situación de su hija.
-Se pondrá bien, aunque ha sido difícil evitar que el virus se propagara, pero lo hemos conseguido- Dice el doctor, sonriendoles levemente.
En ese momento una enfermera muy regordeta y menuda entra en la habitación muy apresurada.
-Doctor, ahí fuera hay un joven de unos 16 años, gritando que quiere ver a Sandra- Dice la enfermera mirando al doctor y hacia donde estaba dormida Sandra.
-Si a los padres no les importa el chico puede pasar- Concluye el doctor mientras se ajusta las gafas y mira a los padres de Sandra.
Estos, asienten confundidos. La enfermera también asiente y sale dando pequeños pero rápidos pasitos con sus pequeñas piernas, hacia la puerta.
Pocos segundos después, Alejandro entra confundido a la habitación y al ver a Sandra tumbada en la cama de sábanas blancas y con esa inconfundible bata de hospital, se le inundan los ojos y sin importarle la presencia de los padres de la chica, se acerca a ella y la abraza.
-Alejandro- Grita la Madre- ¿Que haces aquí?
-Me enteré por las amigas de Sandra, que se había desmayado en el instituto y
vine lo más rápido que pude en cuanto lo supe- Dice el chico apartándose de la joven y mirando seriamente a la madre de esta.
-Esta bien- Contesta esta sorprendida.
-Pero.. ¿Sandra esta bien ya, verdad? Si hay algo que yo pueda hacer solo digamelo- Dice el chico mientras se seca las lágrimas y mira a Sandra.
-Sí, tranquilo ya esta bien- Dice la Madre, sonriendo y apartándose de su marido para abrazar a Alejandro.
-¿Es algún hermano o primo, o familiar lejano?- Pregunta el Doctor al padre de Sandra.
-No, es su novio- Contesta el padre.
El doctor asiente y empujando a la enfermera salen de la habitación cerrando la puerta tras de si.
-¿Quieres que os dejemos a solas?- Pregunta la Madre de Sandra.
-No importa, esta dormida- Dice Alejandro, frotándose los ojos con los dedos.
-No importa, habla con ella, quizás a si se despierte- Confiesa el Padre, agarrando la mano a su mujer y dirigiéndola hacia la puerta.
Alejandro se queda solo, junto con el cuerpo dormido de Sandra en aquella blanca, habitación de hospital.
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Las lágrimas vuelven a caer por las mejillas de Alejandro.
Agarra la mano de Sandra. Y entre sollozos comienza a decir:
-No se si podrás oírme, pero si lo haces, quiero que sepas, que no me ha gustado nada, que si te encontrabas mal estos días, no me dijeras nada. Te lo pregunte varias veces, pero tú siempre, con tu sonrisa, me decías que no era nada, y yo como un tonto, lo creía. Lo hacías para no preocuparme, pero haciendo eso, conseguías que me preocupara aun más. Te gusta preocupar a la gente. Tanto que has estado a punto de morir, y solo para no preocuparme, estando al borde de la muerte, no me dirías nada, solo me dirías sonriendo “Estoy bien”.- Alejandro aprieta los labios, y otra lágrima cae por su mejilla y aprieta aun más la mano pálida de Sandra.
-Por favor, dime algo, lo que sea, necesito escuchar tu voz. Me siento solo en esta habitación y mi voz suena por todas partes. Hablame... por favor..- La voz del chico se va apagando y besa la mano de Sandra.
De rodillas, coloca su cabeza sobre la cama y pone la mano de Sandra, cerca de su cara y cierra los ojos, mientras otra lágrima cae y crea un pequeño círculo en la sábana, mojándola.
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Sandra abre los ojos levemente. No se acuerda de nada, seguramente lleva dormida desde que se desmayo en el instituto. No, es imposible que haya estado dormida todo ese tiempo, porque ha soñado que sus padres y Alejandro estaban con ella, y luego Alejandro le decía cosas, y quería que le hablase, y le había cogido y besado la mano, y todo era tan real, no podía ser todo un sueño, porque si hubiera sido a si, no lo recordaría tan bien como lo hace.
Al mirar hacia la izquierda, confirmó las sospechas. Alejandro estaba de rodillas con la cabeza sobre la cama y con los ojos cerrados.
La mano de Sandra, estaba junto a su cara y entonces Sandra con un impulso, pasó su mano, por la mejilla de Alejandro, arrastrando una lágrima.
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El chico entre sollozos, abre los ojos poco a poco, y al ver a Sandra sonriéndole y mirándole, se pone deprisa en pie, y se acerca a ella abrazándola, mientras la chica rompe a llorar.
-Tonta... ¿Por qué me asustas de esta manera?- Pregunta Alejandro abrazándola fuertemente.
Sandra se sorprende y coloca sus manos sobre la espalda del chico.
-Lo siento- Se disculpa, llorando.
Alejandro se aparta y la mira fijamente, con los ojos llorosos y rojos, le sonríe levemente y la besa.
La chica le besa también y una lágrima cae por su mejilla mientras lo hace.
-A partir de ahora, siempre que te pase algo dímelo sinceramente y no me digas que no es nada, porque no te creeré- Le pide Alejandro a Sandra, susurrándole al oído.
Sandra asiente y le abraza de nuevo.
-Estoy tan cansada- Indica Sandra, frotándose los ojos humedecidos por las lágrimas y recostándose en la cama.
-Duerme- Concluye Alejandro sonriendo- Yo te esperaré aquí hasta que despiertes.
-¿Me lo prometes?- Pregunta Sandra, con los ojos ya cerrados.
-Te lo prometo, cuando abras los ojos de nuevo, estaré a tu lado- Finaliza el chico, besando la frente de la chica, y saliendo lentamente de la habitación, para encontrarse con los padres de esta y contarles que su hija ya había despertado.
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Tras varias horas esperando en aquella horrible sala de espera. Alejandro se levanta de aquellas incómodas sillas de plástico que ponían y se dirige hacia una maquina de bebidas. Compra un vaso de chocolate caliente, y tras soplar varias veces el vapor que desprendía le da un sorbo y luego otro.
Se acerca lentamente a la puerta de la habitación de Sandra y se asoma por la puerta entreabierta. Sandra esta despierta, no esta tan guapa como siempre, ya que esta más delgada, y con esa bata de hospital, es difícil ver bello a alguien.
Con la mano empuja un poco la puerta y pregunta antes de entrar:
-¿Se puede?- Los padres de la joven se giran y sonriendo le invitan a entrar y ha acercarse a Sandra.
Alejandro lentamente se va acercando a la cama donde Sandra como si de una niña de 4 años se tratara, sonriendo y con los brazos extendidos, como queriendo que la cogiera en brazos, le esperaba.
El chico suelta el vaso de chocolate sobre la mesa y se sienta en el borde la cama, y abraza a la joven.
La chica rompe a llorar como antes, y le susurra al oído:
-Cumpliste tu promesa- Le susurra hundiendo la cabeza en el hombro del chico.
-Te dije que estaría a tu lado cuando despertases y aquí estoy..
-Te quiero.
-Yo también...- Los dos se besan y los padres, apartan las miradas sonriendo felices por su hija.
Sandra se aparta de Alejandro y mira a sus padres llorando.
-Papá, Mamá, Gracias- Agradece Sandra llorando mirando a sus padres por encima del hombro de Alejandro.
-No tienes por que darlas cariño- Sus padres se acercan a ellos- Mañana te darán el alta y podrás volver a casa..
-Me alegro de que estéis todos conmigo, mamá ¿podrías darle las gracias al doctor de mi parte, por todo lo que ha hecho?- Pregunta Sandra mirando a su madre mientras se seca las lágrimas.
La madre asiente y se va con su marido fuera, con lo excusa de ir a tomar un café.
De nuevo Sandra y Alejandro se quedan solos en la habitación de aquel hospital.
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-Álex, gracias por quedarte conmigo aquí... Tu madre estará preocupada- Dice Sandra sentándose con las piernas cruzadas, en la cama.
-Que va, para nada, al contrario cuando se enteró quiso venir corriendo pero.. Le dije que estaría bien y que ya la llamaría...-Miente.
-Y no lo has echo ¿verdad?
-Como me conoces- Dice Alejandro riendo y cogiendo su vaso de chocolate- ¿Quieres?
-No
-Ay! Lo había olvidado, te gusta más la vainilla ¿verdad?- Recuerda Alejandro dándole un buen trago al chocolate.
-Como me conoces- Termina por decir Sandra guiñándole un ojo y acercándose a él, le besa.
-Vaya sorpresa- Contesta el chico sonriendo.
-Tus labios saben a chocolate- Se pasa la lengua por los labios- Me gusta.
-Y a mi me gustas tú..- Alejandro se queda pensativo- Que cursi, dios..
-Si, no te pega hablar así- Dice Sandra riendo.
Alejandro la mira durante un largo rato pensativo y sonriendo. Cuando Sandra se da cuenta deja de reír y le mira.
-¿Que te pasa?- Pregunta la chica poniéndose de rodillas y acercándose a él.
-Me alegra verte sonreír de nuevo, me encanta verte reír.
Sandra se ruboriza, después de casi 1 año y medio que son novios, aun se ruboriza cuando le dice algunas cosas.
-Y también me encanta verte roja como un tomate- El chico ríe- Me recuerda cuando no eramos novios aun y yo te gustaba..
-Uf, no me lo recuerdes- La chica suspira y se tumba en la cama.
Alejandro se bebe el vaso de chocolate entero y lo deja sobre la mesa. Luego se sienta al lado de Sandra.
Sandra sorprendida, le mira con los ojos muy abiertos.
-¿Y que haces ahora?- Le pregunta Sandra acariciándole la cara.
-Nada, solo que me gusta estar cerca de ti..- Dice el chico colocándole el pelo por detrás de la oreja a la chica.
-Ya lo estas- Dice Sandra ruborizándose de nuevo.
-Como siempre no pillas las indirectas, inocencia...- La besa. Alejandro desabrocha el primer botón de la bata de hospital.
-No lo hagas- Contesta Sandra, pero Alejandro a desabrochado otros 3 botones-¡PARA!
Sandra le empuja hacia atrás, y se abrocha los botones rápidamente.
-¿Que demonios haces? Te dije que no lo hicieras- Sandra le mira mas ruborizada que antes, su corazón va a mil por hora y la cara le arde.
-Lo siento..- Alejandro se mira las manos y las esconde detrás de su espalda y ruborizado por primera vez, sale de la habitación.
-ESPERA!- Grita Sandra, quitándose la goma de suero y levantándose de la cama corriendo.
Alejandro se gira y la ve, tan pequeña de estatura como siempre, más delgada y pálida, descalza y con aquella bata de hospital tan ancha.
-Ven- La chica le agarra de la mano y lo introduce en la habitación, se sientan en la cama de nuevo y se miran fijamente.
Alejandro sorprendido se queda paralizado, no sabe lo que va a hacer. De pronto Sandra ruborizada de nuevo y mordiéndose el labio inferior, sujeta la mano de Alejandro y temblorosamente se la acerca al pecho izquierdo, junto al corazón.
Al contacto, Alejandro se sonroja y la cara le empieza a arder, al darse de cuenta de que Sandra no lleva sujetador, y nota el corazón de la chica, dando pulsaciones violentas a través de la piel.
Alejandro aparta la mano rápidamente. El chico se mira la mano abierta durante un momento y luego vuelve a mirar a Sandra.
Esta le mira también y lo único que dice es:
-Estas rojo como un tomate-Dice la chica que estaba más roja aun que él.
Alejandro la mira sin decir nada, esta en blanco, no sabe que decir, esta en “shock” por a si decirlo, y lo único que hace es asentir, y asomarse a la ventana abierta para que le diera el aire frío en la cara.
-¿No llevas ropa interior?- Pregunta este tragando saliva y guardando cierta distancia entre la cama y la ventana.
-Bueno no del todo... No llevo sujetador, ya que el virus que me extrajeron lo tenía en el pulmón derecho y no quería que vieras la cicatriz que tengo, por eso no quería que me desabrocharas la bata- Dice Sandra con la cabeza gacha.
-Haberlo dicho antes tonta- Alejandro se acerca de nuevo a ella y esta vez, sin decirle nada, es Sandra la que se desabrocha los 4 primeros botones y se aparta la bata, para que Alejandro viera la cicatriz.
El chico tembloroso, sujeta la bata aun lado y contempla la cicatriz circular alrededor del pulmón derecho. Con los dedos índice y corazón Alejandro intenta tocar la cicatriz, pero Sandra le detiene.
-No lo hagas, porque me dolera..- Dice la chica agarrando la muñeca del joven- El virus se acerco demasiado al corazón y por eso estuve sin pulso durante unos instantes, y al extraerlo, me han dejado marca y me duele.
Alejandro asiente y aparta la mano. Abrocha los botones y sujeta a Sandra por los hombros.
-Aunque tuvieses una gran cicatriz que te tapase media cara, yo te seguiría queriendo, si siguieses siendo la misma Sandra de siempre- Le confiesa sonrojado.
-Lo sé..- Responde esta mirándole fijamente.
El chico sonríe y le da un beso en la nariz. En ese momento Sandra cierra los ojos fuertemente, para abrirlos después y reír.
-Nunca me cansaré de verte sonreír- Admite Alejandro tumbando a Sandra sobre la cama, y tapándola con las sábanas-Perdóname por lo que hice antes, soy idiota...
La chica sonríe y se acerca al chico para agarrarle la cara con las manos y besarle.
Se tumba de nuevo y se tapa con las sábanas hasta por debajo de la nariz.
-Quiero que cuando me despiertes mañana para irme de aquí lo hagas con esa frase que siempre me prometes que me dirás cuando vivamos juntos..- Le pide Sandra con la boca tapada con las sábanas.
Alejandro se queda un rato pensativo y luego asiente.
-De acuerdo, ahora duerme, si no, no podré decírtelo- Dice acariciando su mejilla.
La chica agarra su mano y la acaricia con la yema de los dedos.
El chico sale lentamente de la habitación y sin muchas ganas de dormir en aquella horrible sala de espera, se tumba sobre 5 sillas, que ocupaban su cuerpo, y muy incómodo, se duerme.
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Sobre las 9:00 a.m
Alejandro abre los ojos, tiene unas ojeras muy grandes, ya que no ha dormido todo lo cómodo que él quería.
Lentamente se incorpora sobre una de las sillas, y se levanta tras estirazarse y bostezar. Se acerca a la máquina de bebidas de la última vez y se compra un café con mucha leche.
Tras soplar varias veces, se lo bebe poco a poco, sorbo por sorbo.
Entra despacio en la habitación de Sandra. La chica aun esta dormida, su madre esta preparando la ropa que la joven se va a poner para irse, y su padre esta hablando con los doctores sobre los papeles del alta.
Se acerca a la cama de la chica y con la cabeza saluda a su madre.
-Me alegra que estuvieses con ella todo el día ayer, pero me siento mal, tu madre estará preocupada.- Dice la Madre, en voz baja para no despertar a su hija.
-No se preocupe, ya la llamé antes- Miente el joven.
-Creo que me iré a comprar un café yo también- Dice la Madre, mirando el vaso que Alejandro tenía en las manos.
Sonriendo sale de la habitación y por tercera vez, Alejandro se queda solo con Sandra....
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El chico se sienta en una silla que allí había, y la acomoda en un lado de la cama de Sandra, mientras se bebe el café, mira la cara de la joven dormida.
Es tan inofensiva y adorable cuando duerme- Piensa Alejandro sonriendo levemente.
De pronto Sandra se despierta, y abre las ojos lentamente y lo primero que ve es a Alejandro delante de ella. Le sonríe y bosteza.
-Buenos días, princesa- Dice Alejandro mientras pone el café sobre la mesita.
-Buenos días- Responde Sandra, mientras sonríe mostrando sus dientes.
-Te prometí que te lo diría.
-Y lo has echo... Me gustaría que siempre que me despierte, te encontrase a mi lado, y me saludases con esa frase.
-Y en el futuro pasará..
-Eso espero- Dice Sandra poniéndose de pie- Voy a cambiarme.
La chica coge la ropa que su madre le había preparado y se introduce en el cuarto de baño de la habitación.
Tras 10 minutos de espera, sale del baño y vestida con un vestido de manga corta a rayas, azul y blanco, con el dibujo de un ancla de color rojo en el centro, se acerca a Alejandro.
Lleva unas Converses rojas, y el pelo rizado suelto. El chico la ve con más color en el rostro, y unos ojos más brillantes que la noche anterior.
La chica le sonríe y poniéndose de puntillas le rodea el cuello con los brazos.
-Es hora de irse- Dice la madre asomándose por la puerta de la habitación.
La pareja se separa, y cogiendo las cosas salen de la habitación rápidamente.
Bajan a la planta baja y allí su padre la espera, Sandra corriendo llega hasta su padre y lo abraza con fuerza.
Tras varias sonrisas y alguna que otra lágrima, se despiden de todo el equipo de doctores que intervinieron y salen del hospital.
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Tras subirse en el coche, Sandra atrás junto a Alejandro, mira por la ventana al hospital, y pensando que quizás hubiera muerto el día anterior, estrecha la mano de Alejandro con la suya fuertemente, mientras una lágrima cae por su rostro.

 
 
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