19 de septiembre de 2012

Teenage Dream- Capítulo 22


Capítulo 22: El fuego del amor.

Sandra, empujando a la multitud que allí se había amontonando de los vecinos y curiosos de la zona, llega junto a un agente de policía que les interrumpe el paso.

-Dejadme pasar, esa es la casa de un amigo mío- Le exige Sandra, con un tono de súplica e impaciencia.

-No podemos dejar que nadie pase, es peligroso- Le dice el agente de policía empujándola.

-Dejadme pasar- Grita Sandra, enfadada y casi llorando. En ese momento, Alejandro, empuja al agente de policía y le grita a Sandra que corra, y a sí lo hace, y antes de que el policía vuelva a moverse, Alejandro cae sobre él, y le impide caminar. Le gana en altura aquel policía.

Sandra corre deprisa y casi tropezando en dirección a la puerta de la casa en llamas de Daniel, pero se para en seco, al ver a los bomberos y a los médicos sacar un cuerpo casi calcinado de un niño. Sandra entorna los ojos a causa del humo, y se lleva las manos a la cara, al comprobar que el niño es Daniel.

Tiene el pelo lleno de cenizas grises, la ropa y piel quemada y parte de esta en un tono rojo, las manos, los brazos, el cuello y la cara tienen la piel quemada. 

A Sandra le dan arqueadas y tiene ganas de vomitar, al ver a Daniel en aquel estado. 

Oye a los médicos gritar:

-Deprisa, hay que llevar a este niño al hospital, tiene quemaduras de segundo y tercer grado- Grita uno de los médicos mientras lo introducen en la ambulancia y los bomberos vuelven al interior de la casa con grandes mangueras.

Sandra se desploma en el suelo y comienza a llorar, mientras da bocanadas de aire, violentas. Le cuesta respirar, pero al ver a los padres de Daniel, piensa que ellos estarán peor.

Contempla a la madre de Daniel, una mujer de baja estatura, de pelo largo castaño y ondulado, llorando y gritando como si, se estuviese quemando ella en ese momento. Y su padre, un hombre bastante alto, dotado de algunas canas en su pelo oscuro, también llora mientras sujeta a su mujer por los hombros. 

Sandra nunca había visto a un hombre adulto llorar, y le resulta extraño, doloroso y triste. Alejandro la sorprende porque la levanta del suelo, con solo un brazo y rodeándole la cintura.

-Álex, Daniel esta... Daniel esta...- Tartamudea Sandra, mientras se abraza a Alejandro fuertemente, grita y comienza a llorar de nuevo, mientras lucha por no asfixiarse, respirando violentamente.

Alejandro le sujeta la cara con las manos y le acaricia las mejillas humedecidas por las lágrimas con el pulgar. Le besa la frente y la abraza con fuerza. 

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Sandra y Alejandro, habían vuelto a la casa de este, y Sandra había llamado a su madre para decírselo y que el padre de Alejandro los llevaría al hospital a ver a Daniel.

Al llegar el padre de Alejandro a la casa, el joven le cuenta a su padre todos los detalles mientras se suben al coche y van a toda velocidad al hospital.

Al llegar encuentran a los padres de Daniel en recepción y le preguntan donde esta Daniel.

-Esta en observación, le han sedado y vendando, le han curado las heridas y operado algunas contracturas, pero no...- La madre de Daniel se interrumpe y comienza a llorar de nuevo.

-Pero no dan esperanzas de que salga con vida- Finaliza el padre de Daniel, en lugar de su madre y comienza a llorar.

Sandra, pone los ojos como platos, primero mira a Alejandro y luego a la enfermera, a la que le suplica que le diga que habitación es la de Daniel, y que tras mucho insistir se la dice, y Sandra como una bala, se monta en el ascensor, sin importarle las advertencias de la apariencia que tiene Daniel en ese momento.

-Creo que deberías ir con ella- Le ofrece el padre de Alejandro al joven.
-No, creo que Sandra y Daniel, deberían tener su momento privado, aunque sea en el borde la muerte de mi hijo... Por favor- Le pide la madre de Daniel, a Alejandro, con ojos suplicantes, que Alejandro, tragando saliva y asintiendo, obedece.

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Al llegar a la habitación 305 de la planta tres, Sandra entra sin antes llamar, y se congela en la puerta, con la mano aun en el picaporte.

Daniel esta tumbado en una cama con sabanas blancas y verdes. Parece una momia ya que tiene la cabeza, cuello, brazos, las dos piernas enteras y partes de su torso vendados.

Sandra se acerca a la cama y sujeta la mano vendada de Daniel entre sus manos, el chico ahora esta pálido y con partes de la cara rojas, grises y amarillentas. Las pestañas se le han quemado, pero sus párpados están intactos.

Tiene una goma introducida en su venda del brazo izquierdo, por donde entra un líquido transparente, probablemente suero.

Lentamente Daniel abre los ojos, y sus labios rosados, se mueven levemente, para formar la palabra “Sandra”.

-Que... ¿Que haces aquí? ¿Estoy muerto?- Pregunta Daniel, titubeando y en parte delirando.

-No Daniel, estas vivo, estas en el hospital, has sufrido graves quemaduras, pero estas vivo- Le explica Sandra, secándose las lágrimas, mientras sonríe levemente.

-Gracias por estar aquí junto a mi...- Confiesa Daniel, mientras se mira el resto de su cuerpo vendado- Sandra.. El fuego... Lo provoque yo..

-¿Como dices?

-El fuego, lo provoque yo.. Con una chimenea, estaba furioso y muy celoso, por lo feliz que parecías junto a Alejandro, parecías más feliz, incluso que cuando estabas conmigo..- Confiesa Daniel, entrecerrando los ojos.

-Daniel, lo que hiciste fue una estupidez, podrías haberte matado. Ahora mismo podrías estar muerto.- Dice Sandra, tragándose sus palabras, sabiendo que en cualquier momento, Daniel podría morir.
-Yo te amo, pero tu no me amas a mí, siempre amaste a Alejandro, y quise morir...

-¡Idiota!- Grita Sandra enojada y llorando de nuevo- Yo también te quiero a ti, has sido y eres y serás siempre una persona muy especial para mi, que ha cambiado mi vida..

-Lastima que eso me lo digas ahora...- La voz de Daniel, cada vez se apaga más, es casi como un susurro- Sandra podrías, dejar que te bese..

-Daniel..

-En la mano, por supuesto- Dice mientras, intenta sujetar la mano de Sandra con su mano vendada, pero es imposible.

-Daniel, no quiero que me lo des en la mano- Dice Sandra mientras acerca su rostro al rostro ruborizado de Daniel.

-Pero Sandra, tu estas ahora con Alejando y...- Se interrumpe cuando Sandra, posa su dedo índice sobre sus labios rosados.

-Tú siempre me decías “No haré nada que tú no quieras hacer” ¿No es verdad?- Pero Sandra no esperó respuesta porque se inclinó sobre Daniel y le besó en los labios, no fue un beso profundo, solo posar sus labios sobre los de él.

Pero, para cuando Sandra se apartó, Daniel se había quedado muy quieto y una lágrima caía sobre su mejilla.

-Gracias- Respira profundamente- ¿Sabes qué? Después de todo lo que me has hecho, aun sigues siendo la única chica que me acelera el pulso..

-Daniel...- Dice Sandra, llorando de nuevo.

Y entonces, con una leve sonrisa, la vida de Daniel, se desprendió de su cuerpo y el calor cálido de un ser vivo, se convirtió en el frío tacto de un cuerpo sin vida.

Sandra llorando y respirando con dificultad, con los dedos cierra los ojos abiertos de Daniel y le da un beso en la frente, y tras gritar para pedir ayuda, se arrodilla en el suelo junto a la cama, donde yacía Daniel.



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