4 de septiembre de 2012

Teenage Dream- Capítulo 19


Capítulo 19: Besos

Tras mucho discutir, Gonzalo y Andrea habían cortado y por cosa del destino, se convirtió en el novio de Ana, que esta feliz, acepto serlo nada más que él se declaró.
Respecto a la relación Sandra-Alejandro, la cosa seguía igual, Sandra nunca supo desde entonces que es lo que Andrea le había dicho a Alejandro en el oído que hizo que este palideciera, y por ahora lo único que podía hacer era, seguir siendo su amiga y estar siempre junto a él, para que gracias a su compañía, él pudiera aclarar sus sentimientos.

4 de Noviembre de 2012.

Sandra salió del ascensor y antes de que las puertas de este llegasen a cerrarse se aliso su pelo rizado, para intentar arreglarlo un poco y que se viese mejor.
En ese momento se acercó vacilante a la puerta de aquel bloque de pisos al que había ido a visitar a Alejandro, que estaba enfermo, ya que su madre se lo había pedido.

Tocó el timbre y pasaron unos segundos, y volvió a llamar pero esta vez golpeando con los nudillos la puerta unas 3 veces.
En ese momento una mujer de unos 40 y tantos años, morena, pero con un ligero tono pelirrojo salía a su encuentro:

-Ah, ¿Tú debes de ser Sandra, verdad?-Preguntó la mujer mientras invitaba a Sandra a pasar mientras esta asentía y se dejaba arrastrar al interior.

El piso era más o menos pequeño. Al lado de la puerta principal justo a la izquierda había una pequeña cocina con algunos platos secándose sobre la encimera y al fondo de esta, daba paso a un balcón vecindario. Pasando la cocina se encontraba el salón-Comedor, había un sofá alargado con una mesa grande donde Sandra supuso que comían, y al otro lado del salón había una cómoda donde se encontraban las fotos de niños rubitos de pequeños y la foto de la boda de un matrimonio. Sobre esto había un gran espejo donde Sandra se veía reflejada y muy sonrojada.

Al llegar al sofá vio a Alejandro rojo, jadeando, en pijama y con un paño húmedo sobre la frente, y al ver que ella se acercaba abrió los ojos y la miró con cara de sorpresa aunque difícil de notar, ya que cuando uno esta enfermo apenas muestra expresiones.

-Hola- Saludó Sandra con la mano.
-Hijo, Sandra a venido a cuidarte- Dijo la madre, haciendo gestos con las manos en dirección a Sandra.
-¿Para que?, ¿Ya no estas tú para eso?- Preguntó este replicando mientras se incorporaba y se sentaba en el sofá.
-Ya pero yo tengo trabajo, tu hermana esta fuera y tu padre esta de viaje, además yo conozco a su madre, y yo le pedí a Sandra que viniera, pensé que sería bueno, ya que nunca estas con chicas y apenas sales con más amigos que los de tu equipo de fútbol- Se defendió la madre, encogiéndose de hombros y empujando a Sandra junto al sofá.
-Bueno si quieren yo puedo irme..-Dijo Sandra, intentando esquivar los empujones de la mujer.
-No no, tu no te vas de aquí yo me voy ya, son las...-Miraba su reloj- 17:00, volveré sobre las 21:00 ¿De acuerdo?- Miró a Sandra- hay comida en el frigorífico te la puedes calentar y comértela- Esta vez miró a Alejandro- Y a él le haces una sopa, o un vaso con caldo calentito.- Se dirigió a la puerta- Bueno me voy ya, cuidaos ¡Adiós!.

La puerta se cerró con un fuerte sonido y la madre desapareció dejando a Sandra y Alejandro completamente solos en la casa.

-Bien,emm.. ¿Te encuentras bien?- Preguntó Sandra sin saber muy bien que decir.
-¿Tú que crees? Estoy medio muerto- Dijo con sarcasmo mirando a Sandra.
-Bueno voy a tomarte la temperatura- Miró alrededor de la habitación por si veía encima de la cómoda o la mesa, un termómetro- ¿Donde hay un termómetro?
-¿Por que no me tomas la temperatura poniendo tu frente sobre la mía?- Preguntó con una sonrisa pícara en los labios, mientras señalaba su frente y la de ella.
-¿Por que? ,¿No es más fácil con el termómetro?- Dijo Sandra intentando evitar tocarle.
-No, porque de esta manera es más divertido- Dijo mientras se levantaba del sofá- Ven- Y rápidamente la agarró del brazo y la atrajo hacia él y colocó su frente sobre la de ella.

Esta sonrojada por un momento se concentró en los ojos de Alejandro y se dio cuenta de que eran de un color marrón tan claro que parecía color miel. Luego se concentró en su temperatura y se dio cuenta de que estaba caliente.

-¿Qué, como esta?- Preguntó Alejandro mientras la separaba de él lentamente.
-Parece alta, pero prefiero comprobarlo con el termómetro- Dijo Sandra buscando una mirada en los ojos de Alejandro que mostrase que le diría donde estaba.
-En la cocina al lado de la tostadora- Dijo Alejandro desanimado como si no hubiera pasado lo que él tenía planeado.

Sandra se dirigió a la cocina y divisó rápidamente la gran tostadora blanca, y al lado el pequeño termómetro. Lo cogió y rezó porque no tuviera que colocárselo ella misma. Pero no fue a sí, pues cuando volvió de la cocina vió que Alejandro se colocaba tumbado de nuevo sobre el sofá como al principio.

-Colócate bien, tienes que ponértelo- Dijo Sandra, mientras le extendía el termómetro.
-No, yo estoy enfermo, y tú eres mi enfermera así que ya sabes..-Dijo rechazando el termómetro y señalando la camiseta de su pijama azul.

Sandra resopló y se quejo pero fue inútil y opto, por sentarse junto a Alejandro e ir quitándole botón por botón de la camisa, mientras maldecía por lo bajo, el haber ido a cuidarle.
Al terminar vio que Alejandro tenía los ojos puestos en la pulsera, se preguntó por qué, pero simplemente levantó su brazo izquierdo y le introdujo el termómetro.

-¿Puedes mojarme el paño?- Dijo señalando el paño de su frente- Esta seco.

Sandra resopló, le quitó el paño de la frente y se dirigió a la cocina a mojarlo.

Al volver Alejandro se había levantado y estaba asomado por la ventana, la luz del sol iluminaba su rostro, Sandra se acercó a él y le dio un toque en el hombro, este rápidamente se dio la vuelta y estaba más rojo que antes.

-¿Que hacías?- Preguntó Sandra mientras Alejandro cogía el paño y se colocaba de nuevo en el sofá.
-¿Mirar por la ventana quizás?- Respondió este con otra pregunta y colocándose el paño en la frente.

>PIPI-PIPI-PIPI<
Sonó el termómetro y Sandra se aproximó de nuevo a meter la mano bajo su brazo y extraerlo. Cuando se lo acercó al rostro para ver cual era su temperatura se quedó con la cara blanca, y una expresión de horror en el rostro.
Alejandro la miró con cara de preocupación y le arrebató el termómetro de las manos.

-¿¿41ºC???- Cerró los ojos y dejó caer el termómetro al suelo haciendo que este se rompiera e hiciera un ruido sordo al caer al suelo.

-No te preocupes te daré la medicina, voy a buscarla creo que la vi en la cocina-Dijo Sandra mientras iba a la cocina.

Sandra se dirigió corriendo a la cocina y cogió dos pastillas y un vaso de agua y al volver al salón se sentó en el sofá y colocó la cabeza de Alejandro en su regazo después de que este se hubo tomado las medicinas.

Empezó acariciarle la frente, apartándole su cabello rubio, y contemplando como este rojo por la fiebre y respirando entre cortadamente se encontraba en su regazo, y pensó que nunca antes lo había tenido tan cerca, salvo cuando fueron él, María y Marina a animarla por la perdida de Sara y Lucía, y ella con un impulso hormonal lo abrazaba y él le respondía abrazándola también.

Alejandro abrió los ojos y la miró fijamente, con unos ojos penetrantes.
Sandra apartó la mirada.

-Gracias- Susurro Alejandro tan bajo casi como un suspiro.

Sandra confusa le miró y no le dijo nada, simplemente le sonrió y siguió acariciándole el rostro.
-¿Te encuentras mejor?- Preguntó esta mirandole fijamente.
El chico asintió y suspiro profundamente y luego dijo:

-¿Aun te sigo gustando?- Preguntó Alejandro de pronto.
Sandra asintió y se notó como le subía la temperatura a ella también.
Alejandro por el contrario no se sabía si estaba sonrojado o no, ya que estaba ya rojo por la fiebre. Y con una sonrisa pícara retó a Sandra:
-Demuéstramelo.
-¿Como?-Preguntó esta vacilante.
-Un beso quizás.

Sandra negó con la cabeza y levantó la cabeza de Alejandro de su regazo y se dirigió a la cocina a preparar su comida.
Preparó un vaso con caldo caliente y cuando volvió al Salón vio que Alejandro se había quedado dormido en el sofá en la misma postura que ella le había dejado.

Soltó el vaso sobre la mesa y se fijo que al lado de la ventana había una manta, la cogió y la colocó encima de Alejandro con intención de taparle.

Y cuando se dirigía al baño, notó que alguien le agarraba el brazo y la hacía retroceder.
Al girar el rostro vio a Alejandro de pie detrás de ella y la empujaba hacia el sofá y la colocaba tumbada, le agarró los brazos a cada lado de la cabeza de ella.

Alejandro se colocó cerca de ella y sonriente... La besó.
Sandra sorprendida intentó quitarse, pero no podía ya que tenía las manos sujetadas y las piernas enredadas con las de él.
Sin embargo a él no le importó que se moviera la besaba y besaba.

Sandra siempre había soñado con ese momento y no quería que acabara pero a la vez quería apartarse de él ya que le había echo mucho daño, años atrás.

De pronto llamaron a la puerta. Y Alejandro susurrándole al oído le dijo:
-Mierda, con lo bien que estábamos. ¿Quien será?. Bueno al menos ya te bese.
-También me besaba con Daniel.
-Ya pero ahora estas en tercero de Secundaria y yo en cuarto y las parejas con esta edad hacen mas cosas que darse besitos, esto si fue un beso de verdad, ya lo sabes- Se burló mientras se apartaba de su lado y pasándose la lengua por los labios se dirigió a la puerta.

Sandra incorporándose aun no se lo podía creer y se acarició los labios con la yema de los dedos. Oyó que las personas que habían llamado a la puerta eran los amigos de Alejandro de su equipo de fútbol que habían ido a visitarle.
Al entrar sus amigos en el salón, Sandra se miró su reloj; las 18:30; Había pasado mucho tiempo.

Al llegar Alejandro observó el vaso que había sobre la mesa, lo cogió y se lo llevó a la boca.
-¿Lo preparaste para mi?- Preguntó Alejandro a Sandra.
-Sí, pero ya estará frío.
Alejandro tras soplar el vapor que desprendía el vaso le dio un sorbo.

-No, esta buenisimo, pero no pude tomármelo antes ya que estábamos muy ocupados.

Sandra se sonrojó y mientras se ponía en pie, Alejandro se bebió el caldo de un trago y comenzó hablar con sus amigos...


Cuando Sandra se levantó para dejar el vaso en la cocina, los amigos de Alejandro la miraban con cara rara.
Cuando Sandra ya hubo entrado en la cocina los amigos preguntaron:

-Anda, a si que tienes enfermera propia que suerte- Dijo Andrés mientras señalaba la camiseta que Alejandro se abrochaba- Y parece que estabais ocupados.
-No, no tanto, aunque no puedo decir que habéis venido en el mejor momento- Dijo Alejandro encogiéndose de hombros y mandado a callar a sus amigos al ver que Sandra salía de la cocina con unos refrescos y unos frutos secos.

Entró en el salón con la bandeja y la deposito en la mesa con el rostro sin expresión alguna.
Todos la miraban mientras lo colocaba todo correctamente sobre la mesa lista para que los invitados se sirviesen.

-Coged lo que querías, yo voy al baño- Dijo Sandra señalando al pasillo que había en un lateral del Salón.
-Segunda puerta a la derecha- Dijo Alejandro sabiendo que Sandra no sabía donde estaba el baño.
-Gracias- Se la oyó gritar por el pasillo.

-Bueno, sentaos- Finalizo Alejandro frotándose las manos y señalando con la cabeza el sofá.

Todos sus amigos se sentaron en el largo sofá y fueron abriendo latas de refrescos y devorando los frutos secos como si estuvieran muertos de hambre.

-Entonces que, ¿Estáis saliendo no?- Preguntó Gonzalo.

-No-Contesto Alejandro.

-¿Porque no? No le gustabas hace ya 5 años.

-Y le sigo gustando pero hace mucho que cortó con Daniel y ahora no quiere novios, porque se siente culpable por haberle echo eso, a ese idiota.

-¿Que le hizo?- Preguntó Raúl uno de los compañeros de Fútbol.

-Le dejo por mi- Dijo Alejandro con la cabeza gacha.

-¿Por ti? No lo entiendo- Dijo Raúl sin comprender.

-Haber idiota- Dijo Gonzalo con intención de explicárselo- Ella empezó a salir con Daniel porque quería olvidar a Álex, pero cuando volvió al Instituto y le vio otra vez, pues no pudo resistir más y le dejó, pero aun hoy después de 3 años de eso...

-¿Aun no le dijiste que si?-Dijo Andrés que era otro compañero del equipo- Pobre chica, no se como te aguanta..

-Debe de quererte mucho, 5 años enamorada de ti... Es mucho tiempo-Dijo Gonzalo mirando el cacahuete que tenía en la mano.

-Si, 5 años aguantado mis rechazos y mis bromas... Siempre hacía que se sientiese mal, soy idiota -Dijo Alejandro frotándose el pelo hasta despeinarse- Pero hoy la besé y aun así quiso quitarse no la entiendo.

En ese momento Sandra volvía del baño pero al escuchar la conversación de los chicos se escondió tras la pared del pasillo.

-Quizás es...-Comenzó a decir Gonzalo.

-¿Que?-Preguntó Alejandro sobresaltado.

-Quizás no quiere siquiera que la toques porque... Ah realmente no lo se.

-Yo os lo diré- Era Sandra que no podía aguantar más y salió de su escondite- Te diré porque no quería que me besaras. Porque no te lo mereces, no te mereces mi amor, mis labios ni nada, después de todo el daño que me has echo ni te mereces siquiera que yo este aquí perdiendo una tarde para cuidarte a ti, pedazo de capullo.

En ese momento Sandra cogió las pocas cosas que había traído y se dirigía a la puerta para irse.

-Sandra espera- Gritó Alejandro levantándose del sofá deprisa y corriendo tras ella.

-Déjame- En ese momento Alejandro la agarraba del brazo-Déjame joder, suéltame. Después de todo lo que me has echo, ¿pretendes que te deje declararte?

Alejandro hizo un rápido movimiento con el brazo y la colocó entre él y la pared, bajo la mirada y la miró fijamente a los ojos.

-Escúchame- Colocó su cara en el pelo de Sandra- No lo hice para herirte o para comprobar si te dejabas o lo que sea que pensabas. Lo hice porque te quiero y quería demostrarlo y al ver que me rechazabas pensé que yo no te gustaba ya...

Sandra le apartó y le sujeto la cara con las dos manos.

-¿De verdad?- Preguntó esta mirándole a los ojos y buscando alguna pista de que no fuera otra broma.

-Sí, de verdad. Empezaste a gustarme en Septiembre, pero no sabía como decirtelo, por eso dije lo que dije, cuando paso lo de Andrea....- Declaró Alejandro- Por eso solo quiero decirte, que.. Te quiero- Termina confesando mientras se acercaba a ella para besarla y introducía las manos por el pelo de ella.

Los dos se fundieron en un beso, él sujetaba el rostro de ella entre sus manos y ella pasaba sus brazos por el cuello de él.

Sus amigos al ver aquello tosieron burlonamente y les miraron con las cejas enarcadas.

-Si queréis nos vamos, por lo que se ve aquí estorbamos- Dijo Gonzalo mirando a los demás.

-Aquí nunca estorbareis chicos- Dijo Alejandro agarrando a Sandra por la cintura y atrayéndola hacía él, mientras sonreía.

Alejandro acompañado de Sandra y de sus amigos comieron juntos hasta que la madre de este llego y los mando a todos a casa, incluída a Sandra, pero a ella le daba las gracias por haber ido y por haber cuidado de él.

Y al despedirse de él:

-¿Alejandro porque no la acompañas a su casa? Esta muy oscuro y hay mucho ladrón suelto-Dijo la madre de este poco antes de que se Sandra se fuera- Si te encuentras mejor del resfriado, claro.

-Por mi no hay problema ¿Vamos?- Dijo mientras sonreía a Sandra y la hacia bajar por las escaleras abajo.

Pasaron todo el camino callados y al llegar a la puerta de la casa de Sandra.

-Bueno, pues creo que me iré...-Dijo Sandra sonrojada mientras abría la puerta de su casa con las llaves, y al girarse se colocó el pelo detrás de la oreja y era sorprendida por un beso de Alejandro- Me alegro que me lo hayas dicho.

-Yo también, no sabía como decirtelo pero al fin lo dije y ahora... ¿Somo novios, verdad?- Preguntó Alejandro débilmente, mientras introducía sus manos en los bolsillos de su sudadera.

Esa pregunta sorprendió a Sandra, ya que nunca se había imaginado, ser la novia de Alejandro, y con lo único que respondió fue, asintiendo mientras sonreía levemente.

-Buenas noches- Dijo Alejandro, mientras le daba un toque con el dedo a la nariz de Sandra.

-Buenas noches- Repitió Sandra mientras se colocaba de puntillas y le besaba de nuevo.

Tras esto se despidió con la mano y entró en su casa cerrándola con llave y dejando a Alejandro solo en la calle delante de las puertas cerradas.

El chico respiraba entrecortadamente y de nuevo sintió escalofríos, pensó que era por la fiebre que había vuelto de nuevo, y el frío viento de Noviembre le calaba hasta los huesos y hacía que temblase. De camino a su casa, veía su respiración reflejada en el vaho blanquezino del aire, y al llegar su casa y entrar, entró en su habitación y jadeando y rojo como un tomate, se tumbó sobre su cama y se durmió...




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