28 de agosto de 2012

Teenage Dream- Capítulo 17


Capítulo 17: Sorpresas inesperadas.

30 de Junio de 2012

A Sandra, ya le habían dado las calificaciones de su segundo año en el instituto, inesperadamente le salieron unas notas muy buenas y agradables de ver. Al contrario de sus amigas, ya que María y Ana habían suspendido una asignatura y tendrían que estudiar en verano, mientras las demás les daban ánimos.

En Septiembre empezaría tercero y Alejandro estaría ya en cuarto a punto de irse del instituto y continuar sus estudios en otro centro de educación.
Desde su cumpleaños, ya no había estado tan distante con ella y ahora intercambiaban algunas palabras, pero poca cosa.

Sandra no se quitaba la pulsera con su nombre nunca, ni siquiera cuando se bañaba, siempre la llevaba puesta y las pocas veces que hablaba con Alejandro de lo que fuese, el chico siempre miraba su mano y una sonrisilla se le formaba en los labios cuando veía la pulsera.


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4 de Julio de 2012.

Sandra se despierta sonriendo, ya que había soñado esa noche, con que ella y Alejandro eran novios e iban juntos al parque, y comían helado..

Al recordar el sueño una vez despierta, la sonrisa de Sandra desaparece. “Es lo mismo con Daniel, solo que los personajes están cambiados”-Piensa, mientras se levanta y hace la cama.

La ventana esta abierta y los rayos de sol del verano, entran a raudales por la ventana y Sandra se asoma esta, los rayos cálidos llega rápidamente a su cara y siente calor en menos de unos segundos.

-Mamá la habrá abierto, supongo..-Dice en voz alta mientras se aparta de la ventana, enciende el ordenador y baja a la cocina a desayunar junto a su madre, ya que su padre esta trabajando.


Tras terminar de desayunar sube de nuevo y se viste, unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes de rayas blancas y rojas.

Se peina un poco los rizos alborotados y enredados que se le formaban siempre por las mañanas y se sienta delante del ordenador.


Inicia sesión en Messenger y ve que Lucía y Sara están conectadas. Rápidamente forma una conversación múltiple y comienzan hablar sobre todo lo que había pasado en el cumpleaños.

*Lucía: Nosotras también tenemos un regalo para ti.
*Sandra: ¿En serio? Y ¿que es?
*Sara: Si sales a la calle y esperas unos 3 minutos lo verás..
*Sandra:No entiendo nada :S
*Lucía: Tú hazlo y punto.
*Sandra: vale vale.. Dejo Messenger abierto
*Sara: No, cierralo, nosotras nos vamos ya..
*Sandra: Pero..
*Sara: CIERRALO!
*Sandra: Vale, un beso a las dos. Adiós.

Sandra cierra sesión, y baja las escaleras precipitadamente y se asoma a la puerta.. Espera los 3 minutos y allí no pasa nada...

De pronto dos siluetas se forman en el extremo de la calle de Sandra. La chica se mira el reloj, las doce de la mañana y ya hacía un calor sofocante.

Vuelve a mirar en dirección a las 2 siluetas y ahora se ven mejor. Son dos chicas, más o menos de su edad, y una de ellas lleva una gran caja en los brazos.

Cuando solo estaban a unos metros de Sandra, ya las veía aun mejor. Eran Lucía y Sara, sonriendo alegremente y Sandra eufórica corre hacía ellas y las abraza con fuerza, incluso se le saltan alguna que otra lágrima.

-¿Que haceis aquí?-Pregunta Sandra secandose las lágrimas y conteniendose para poder mirarlas a la cara y no abrazarlas con fuerza.

-Para verte y darte tu regalo de cumpleaños- Dice Sara tendiendole a Sandra la caja que llevaba en las manos.
-Pero si fue en Abril- Informa Sandra mientras coge la caja.
-Lo sabemos, pero no podíamos venir antes-Dice Lucía con esa sonrisa que siempre le mostraba a Sandra, cuando esta, siempre estaba triste.
-Vamos a mi casa y a sí, mi madre podrá saludaros- Les ofrece Sandra, mientras señala su casa y las chicas asienten.

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Tras haber saludado a la madre de Sandra, y haber tomado unas galletas con unos batidos, las chicas habían subido a la habitación de Sandra, y ahora con Sandra sentada en la silla de su escritorio y con sus amigas de la infancia, Lucía y Sara sentadas en su cama, comenzaba abrir su regalo.


El envoltorio era azulado con finas líneas blancas onduladas, a lo largo del papel, que parecían la espuma de las olas en el mar.

Con cuidado Sandra fue abriendo el regalo y dentro una gran caja, de rayas de los colores del arcoiris, contenía la bandera de Reino Unido y una taza con esa misma bandera dibujada. Y de Sara había traído un pequeño casco vikingo y unos guantes de una lana muy suave.

-Gracias chicas,por los regalos y por vuestra visita- Dice Sandra sonriendo levemente y conteniendo las lágrimas.

-De nada, teníamos muchas ganas de verte- Dice Lucía recogiendo el papel de regalo roto, que había esparcido por el suelo.
-Y también queríamos hablar contigo para poder darte consejo, y ya sabes, celebrar una de esas fántasticas fiestas de pijamas que nosotras celebramos- Confiesa Sara riendo y zarandeando los brazos.

-Aparte, nos has contado que te hicieron una fiesta de cumpleaños sorpresa ¿Verdad?- Pregunta Lucía.

Sandra asiente y comienza a explicar todo lo ocurrido en la fiesta...

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    -A si que... Esa pulsera te la regalo Alejandro- Dice Lucía mirando la mano que Sandra tenía colocada sobre su regazo, con la pulsera puesta.

-Sí, desde que os fuisteis, nuestra relación ha mejorado, podría decirse que somos amigos...-Dice Sandra sonrojandose.
-Lo que más me sorprendió fue que dejaste a Daniel nada más entrar en el instituto.. ¿Como es eso?- Pregunta Sara haciendo una mueca.
-Fue porque vi a Alejandro y no podía seguir engañando a Daniel de ese modo- La voz de Sandra sonaba seca, y leve.

-Bueno eso tiene mucho sentido, dado que desde siempre te había gustado Alejandro, no se porque comenzaste a salir con Daniel- Dice Lucía mientras se tiende en la cama de Sandra.
-Ya, bueno.. ¿Como lo sabías?- Pregunta Sandra sorprendida, tras analizar las palabras de Lucía.
-Sandra- Contesta Lucía secamente- Te conozco desde siempre, se cuando estas fingiendo.
-Es cierto, las dos lo sabíamos, solo te ayudabamos a elegir a uno de los dos, para comprobar cual de los dos te gustaba más- Dice Sara mientras mira a Sandra, y Lucía se coloca de costado sobre la cama y aplasta uno de los numerosos peluches de Sandra.
-Es bueno saber que tus amigas saben cosas que tú no sabes- Dice Sandra recogiendo las rodillas y sujetandolas con sus brazos, abrazandolas.

Sandra las contemplo por un instante, sus amigas habían cambiado, habían crecido, eran más altas incluso que ella, eran más esbeltas e incluso tenían hasta más pecho. Pero por dentro seguían siendo las mismas Lucía y Sara, que ella recordaba de primaria, hacía ya casi 3 años atrás.

-Vamos, no te pongas así, pero al final va a resultar que si que vas a llegar a salir con Alejandro.- Dice Sara sonriendo y mirando a Lucía con una mirada cómplice.

-No lo creo....- Dice Sandra apoyando su barbilla en las rodillas y mirando la pulsera, que Alejandro le regaló, sin darse cuenta, se había sonrojado, solo con mirarla.

-Pues yo tengo el presentimiento de que sí- Dice Lucía, sentandose de nuevo sobre la cama y mirando el peluche que había aplastado- Con lo que te dijo en la fiesta de cumpleaños, es fácil saber que empiezas a gustarle aunque sea un poco.

-Además, seguro que hasta que no este seguro de que le gustas de verdad, no te lo dirá- Dice Sara, mientras le arrebata el peluche a Lucía de las manos, y esta protesta.
-¿Y que creeis que debería hacer? Para saber si le gusto y que me lo diga..- Pregunta Sandra, emocionada, soltando las rodillas y poniendose de pie.
-Pues, nada...- Confiesa Sara, soltando el peluche detrás de ella y mirando a Sandra de nuevo- Lo único que puedes hacer es, darle tiempo y no preguntarle más por sus sentimientos, es él, quien debe tenerlos claros.

Sandra asiente y termina por sonreirle a sus mejores amigas, y tras abrazarlas con fuerza, comienzan a reír a carcajadas tras comprobar que Lucía intentaba quitarle a Sara el peluche que esta antes le había arrebatado de las manos.

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Sara y Lucía se quedaron a comer y también ha cenar. Sandra las había presentado ante Rocío, Bruno, Gonzalo, Roberto, del que las dos habían dicho que estaba muy bueno, y ha los compañeros de fútbol de Alejandro.

Por la noche habían cenado en casa de Sandra y habían organizado una de sus fantásticas fiestas de pijamas, con los pijamas de Sandra, ya que estas no los habían traído, y comenzaron hablar sobre lo que suele hablar en las fiestas de pijamas. De chicos, ropa y los secretos más íntimos de cada una.

Se habían atiborrado de chocolate y cenado pizza. Tras reír mucho y haber soltado alguna que otra lágrima, se habían quedado dormidas y por la mañana, con todo el calor del verano azotando las calles de la ciudad, se habían despedido de Sandra una vez más, con los ojos llorosos y acongojadas.






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