El futuro me asusta, de una manera ilógica y de sutil rareza.
Escribo estas líneas porque no sé expresar esto salvo con la palabras.
Mi capacidad de expresión y concentración se reducen. Siento que no estoy dando mi mejor esfuerzo y el listón se queda muy por debajo, y la loca idea de abandonar un ambicioso proyecto acude a mi como única solución.
Como una carrera a contrarreloj, el mundo va más deprisa que yo, y mi vida va más deprisa que el mundo.
Rarezas es lo único que se acumula a mi alrededor. Quizás lágrimas y música crean esta extraña agonía existencial.
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