Me llamo Julia Brenfort y tengo veinte años.
Actualmente vivo en la mansión de mis parientes
Rumier, y pertenezco a una familia acomodada.
Han pasado cuatro años desde la batalla en el prado con Samuel, muriendo a mis manos y una espada.
Esa espada era Delf, el chico del que estuve enamorada y perdió su vida por mí.
El otro chico es Eduardo, mi amado Eduardo, con sus penetrantes ojos azules y su cabello negro siempre alborotado sobre su frente. Durante estos años he ido olvidando el color exacto de los ojos de los chicos, el sonido que producían sus voces, y la calidez de sus sonrisas, esto último es lo que más dolor me ha provocado.
Siempre me digo que soy afortunada por haber encontrado dos grandes amores en mi vida. Hay personas que nunca encuentran siquiera uno. Sin embargo no puedo evitar pensar que están en algún lugar mejor, me niego a pensar que están muertos, que nunca más estarán conmigo. Sé que es así, pero es demasiado duro y solo me recuerdo cada día que los volveré a ver.
Aunque me es difícil olvidar la muerte de Eduardo entre mis brazos, mientras me decía que me amaba y conforme su sangre manaba por mi antebrazo, los ojos
Han pasado cuatro años desde la batalla en el prado con Samuel, muriendo a mis manos y una espada.
Esa espada era Delf, el chico del que estuve enamorada y perdió su vida por mí.
El otro chico es Eduardo, mi amado Eduardo, con sus penetrantes ojos azules y su cabello negro siempre alborotado sobre su frente. Durante estos años he ido olvidando el color exacto de los ojos de los chicos, el sonido que producían sus voces, y la calidez de sus sonrisas, esto último es lo que más dolor me ha provocado.
Siempre me digo que soy afortunada por haber encontrado dos grandes amores en mi vida. Hay personas que nunca encuentran siquiera uno. Sin embargo no puedo evitar pensar que están en algún lugar mejor, me niego a pensar que están muertos, que nunca más estarán conmigo. Sé que es así, pero es demasiado duro y solo me recuerdo cada día que los volveré a ver.
Aunque me es difícil olvidar la muerte de Eduardo entre mis brazos, mientras me decía que me amaba y conforme su sangre manaba por mi antebrazo, los ojos
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azules con los que me miraba, cargados de amor y
angustia, iban perdiendo su brillo.
Y la muerte de Delf... Es la más dura. Desapareció en medio de nuestro abrazo, en motas de brillante nieve, delicados pedazos de cristal, polvo blanco movido por la brisa.
Ahora tengo una hija llamada Estrella, de cuatro años. Tiene los cabellos negros de su padre, mis ojos verdes, hipnotizantes y una personalidad tan cálida como el que yo considero su segundo padre, quién en un pasado fue mi mejor amigo.
El médico familiar me dijo que era un milagro que la niña hubiese sobrevivido desde que fue concebida hasta la hora del parto, dado los golpes que recibí.
Mis familiares me han cuidado y ayudado en todo lo posible en estos años. He madurado, me dicen, yo pienso que es debido a las continuas pérdidas a las que he tenido que estar sometida.
Algún día les devolveré todo lo que han hecho por mí. Incluido, como limpiaron mí nombre, debido a que tuve a Estrella sin estar casada.
Sofía consiguió persuadir a todos diciendo que estaba comprometida pero que la muerte se llevó a mi joven amado. Lo hizo con buena intención, aunque a mí, me da igual lo que piensen los demás. Solo me importa Estrella.
Y la muerte de Delf... Es la más dura. Desapareció en medio de nuestro abrazo, en motas de brillante nieve, delicados pedazos de cristal, polvo blanco movido por la brisa.
Ahora tengo una hija llamada Estrella, de cuatro años. Tiene los cabellos negros de su padre, mis ojos verdes, hipnotizantes y una personalidad tan cálida como el que yo considero su segundo padre, quién en un pasado fue mi mejor amigo.
El médico familiar me dijo que era un milagro que la niña hubiese sobrevivido desde que fue concebida hasta la hora del parto, dado los golpes que recibí.
Mis familiares me han cuidado y ayudado en todo lo posible en estos años. He madurado, me dicen, yo pienso que es debido a las continuas pérdidas a las que he tenido que estar sometida.
Algún día les devolveré todo lo que han hecho por mí. Incluido, como limpiaron mí nombre, debido a que tuve a Estrella sin estar casada.
Sofía consiguió persuadir a todos diciendo que estaba comprometida pero que la muerte se llevó a mi joven amado. Lo hizo con buena intención, aunque a mí, me da igual lo que piensen los demás. Solo me importa Estrella.
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Solo es una niña, pero le he enseñado que no todo en la
vida son lujos y riqueza. Le he contado todo lo que yo
pasé en mi juventud, y las aventuras que viví.
Gracias a Dios, el tesoro de sus antepasados solo será un vago recuerdo para ella y como un cuento de hadas, y no un mundo lleno de angustias y perdidas dolorosas como las que yo viví.
Mi pequeña Estrella me salvó de esta abrumadora soledad, y es su sonrisa inocente la que me ayuda a levantarme cada mañana decidida a mostrarle todo lo bello que tiene este mundo. Nunca me pregunta sobre su padre o sus abuelos. Vive feliz junto a mí y espero que siga siendo así, hasta el día en el que ella cumpla dieciséis años, que será el momento en el que le contaré toda la verdad. El cofre, mi falsa muerte, las personas malas que conocí, como el gobernador o Lorenzo, y el camino que recorrí hasta llegar al tesoro de los Beltrons.
El colgante de mi familia será heredado por ella, y le recordaré que el verdadero tesoro es la familia y las personas que amas.
Hasta que llegue ese momento, yo seguiré recordándole a mi hija que ella es una Beltrons y debe estar orgullosa de ello, ya que es y será un miembro de una familia verdaderamente unida, hasta el fin de los tiempos.
FIN
Gracias a Dios, el tesoro de sus antepasados solo será un vago recuerdo para ella y como un cuento de hadas, y no un mundo lleno de angustias y perdidas dolorosas como las que yo viví.
Mi pequeña Estrella me salvó de esta abrumadora soledad, y es su sonrisa inocente la que me ayuda a levantarme cada mañana decidida a mostrarle todo lo bello que tiene este mundo. Nunca me pregunta sobre su padre o sus abuelos. Vive feliz junto a mí y espero que siga siendo así, hasta el día en el que ella cumpla dieciséis años, que será el momento en el que le contaré toda la verdad. El cofre, mi falsa muerte, las personas malas que conocí, como el gobernador o Lorenzo, y el camino que recorrí hasta llegar al tesoro de los Beltrons.
El colgante de mi familia será heredado por ella, y le recordaré que el verdadero tesoro es la familia y las personas que amas.
Hasta que llegue ese momento, yo seguiré recordándole a mi hija que ella es una Beltrons y debe estar orgullosa de ello, ya que es y será un miembro de una familia verdaderamente unida, hasta el fin de los tiempos.
FIN
Me vengaré por dejarme en esta parte ¬¬
ResponderEliminarEspera un poco, solo un poquito...
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